lunes, 31 de agosto de 2009

Los pelones sì son felices...

Hoy en día ha proliferado el tema de la superación personal, a través de lecturas, videos, conferencias.
Tal parece que cada vez, la gente ha puesto principal empeño en entender qué pasa con el mundo que les rodea; todos aspiramos a entender conceptos como el èxito personal y laboral, las relaciones interpersonales fructíferas, el amor en todas sus expresiones, la búsqueda de la felicidad, el perdón, la fé, lo espiritual.
De alguna manera, todos estos conceptos son partes del pensar humano que obligadamente han pasado por nuestras mentes, porque todos quisièramos ser personas efectivamente felices, realizadas en todos nuestros àmbitos vitales y sobre todo, tener la posibilidad casi màgica para develar los secretos que el universo, aparentemente oculta de los ojos de los humanos, para entender y saberlo todo.
Aunque muy vàlidos, cada uno de los esfuerzos que los pensadores de nuestra època han concentrado en develar las acciones, los pensamientos y las doctrinas a seguir para entender al mundo, lejos estamos de entender estos conceptos si primero no somos capaces de conversar con nosotros mismos.
Podrìa parecer una payasada mencionarlo, pero la verdadera sabidurìa de un ser humano subyace en la conjunciòn  de lo que sus ojos son capaces de observar tanto en las experiencias personales y agenas, en adiciòn con lo que es capaz de observar hacia el interior de sì mismo.
Quiero decir que la sabidurìa no es algo que se adquiera como un producto en el supermercado. No funciona con instrucciones, ni baterìas de algùn tipo y tampoco es algo que se regale con los años.
He conocido gente mayor que a pesar de sus años, no consiguiò madurar demasiado y lo que ellos aprendieron en cincuenta años, no rebasa en importancia lo que otros han aprendido en menos tiempo.
La sabidurìa, en palabras de alguien que no pretende ser sabio, es como un mùsculo que se ejercita mediante el balance del cuerpo, la mente y el espìritu.
Es el resultado del equilibrio de un ser virtuoso y aquella virtud, podrìa considerarse màs como un estilo de vida feliz.
¿Què quiero decir con esto?- Simplemente, que un ser virtuoso es màs feliz porque es màs sabio a diferencia de que quien no considera importante ser sincero cuando habla consigo mismo, quien no cultiva su espíritu y quien no utiliza su cuerpo correctamente.
Seguramente muchos querràn lincharme por ello, pero es cierto. La felicidad no nace del èxito personal, ni de la belleza o la salud, ni hablando el lenguaje del alma a travès del dominio de un arte, porque està comprobado que una vez que logras lo que buscas, siempre terminas deseando algo màs.
La muerte, la enfermedad, la pobreza, la ignorancia, la incomunicación, son fuertes elementos que aderezan la vida de todos en algùn momento de nuestras vidas y a pesar de ellas, la vida no pierde su sabor azucarado.
¿Por què?- Porque detràs de la muerte se oculta tambièn la naturaleza, la justicia, el amor, los vìnculos amorosos.
Si la gente decidiera no amar, para evitar el dolor de la pèrdida con la muerte, entonces no sè por què tendrìamos motivos para vivir màs que por nosotros mismos y en nuestra naturaleza no comulga el aislamiento como una posibilidad sana.
¿Entonces por què demonios no sabemos què hacer para estar satisfechos?... ¿por què nos cuesta tanto trabajo entender que  la felicidad no se puede encontrar?
Tal vez porque en parte se nos ha enseñado a buscar la felicidad en todo lo externo: ser el mejor futbolista de México, tener el mejor carro para que las chicas me vean y los hombres me respeten, ser la chica màs sexy de todas para traer a todos los hombres detràs de mi y masturbarme mentalmente cada vez que los rechace, ser el creador de un invento importantìsimo para que todos mis colegas mueran de envidia porque yo fui màs capaz que ellos, prometerle a mi novia una vida sin preocupaciones en una casa para ambos, respeto y amor eternos, ser el hijo abnegado de la familia para que tus padres se sientan infinitamente orgullosos de ti, etc .
 A final de cuentas, es riesgoso poner tus ànhelos en esperar algo de las circunstancias, porque estas siempre cambian, igual que los sueños y los anhelos de las demàs personas. El futbolista estrella se leciona una pierna y ya no puede jugar jamàs, la crisis te obliga a vender tu auto, encuentras la horma de tu zapato en un hombre que si te interesa porque es el ùnico que te ha rechazado, tu invento es robado por otro màs vivo, tu novia decide que ya no se quiere casar contigo, tus papàs se mueren y tú te quedas triste y con la frustraciòn de no haber hecho lo que anhelabas de tu vida.

¿Por donde empezar a ver la vida?, ¿Còmo hacerla màs feliz?

Un monje Budista de la comunidad australiana, llamado Ajahn Brahm, dijo hace  poco en una de sus charlas pùblicas, que ser feliz se vuelve dificil porque no nos damos el tiempo para dejar que nuestros sentidos perciban completamente nuestro entorno. Al observar nuestras vidas con detenimiento y objetividad, somos capaces de percibir la parte bella de todo lo que somos y lo que hacemos.
El verdadero reto yace en ser capaces de permanecer siempre en slow motion, en ser lo suficientemente inteligentes para destacar no solo el error, el defecto, el problema, sino que QUERAMOS sentirnos contentos por lo que sì saliò bien, lo bello, lo invaluable.
Por mi parte, considero que si bien, este es el principio primordial para ser felices, pienso que todo esto no serìa posible sin primero lograr ser sabios a través del balance cuerpo-mente-espìritu.
Debemos hacerle bien a nuestro cuerpo a travès del ejercicio, estimular nuestra mente mediante aprendizaje y el control de las emociones, y darle tono a nuestro espìritu pasando tiempo a solas, meditando, siendo honestos con nuestro ser en la pràctica de algùn arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario